Vivir en Corralejo tiene cosas muy interesantes, pero una de las mejores es que puedes ir a la playa los 365 días del año. El hecho de estar siempre en la playa me ha permitido compartir experiencias con los socorristas de la playa, conversar con ellos y con el tiempo hacer amistad con todos ellos. Por ello no he podido dejar de observarlos en sus labores y de esa observación me he animado a explicaros esta historia.
Considero que los socorristas en su mayoría tienen que ser buena gente por naturaleza pues alguien que trabaja dispuesto a arriesgar su vida para salvar la de cualquier desconocido tiene que ser buena persona a la fuerza, y luego habrá alguna excepción, la excepción confirma la regla.
Pero lo que es indiscutible es que realizan una labor social imprescindible y de grandísima responsabilidad. Es una profesión que salva vidas a diario, no se que profesiones pueden ser más imprescindibles que las que se dedican a salvar vidas humanas. Sin embargo y esto es lo increíble, no creo que la sociedad y en concreto los usuarios de la playa los tengan muy en cuenta, no se les valora, están allí en la playa pero para el usuario es como si no estuvieran, aun peor cuando se acercan es para dar alguna mala noticia que no queremos escuchar, a veces se les considera como el árbitro de un partido de futbol que nos pita un penalti en contra.
Digo esto porque no veo a muchos padres educando a sus hijos en este tema, no les veo explicándoles que estos señores están en esta playa para cuidarnos a todos, no veo mucha gente acercándose a ellos para pedirles consejo o información sobre los riesgos o detalles a tener en cuenta de la playa donde se encuentran. No veo a casi nadie haciendo caso de las indicaciones que los socorristas colocan en las playas. Diría que no hay reconocimiento social hacia esta profesión, aunque creo que ellos tampoco trabajan de socorristas para ganar méritos sociales. Pero digo esto porque lo que si es un problema y grave es que la posible falta de reconocimiento social esta provocando que no se les tenga muy en cuenta cuando dan ciertas indicaciones a los bañistas, parece que solo vienen a traer malas noticias a los bañistas cuando lo que están haciendo es tomar todas las precauciones para que ningún bañista muera ahogado.
Los usuarios de la playa, la mayoría turistas, desconocedores de los riesgos y características de la playa en que se encuentran se muestran molestos cuando los socorristas les advierten de un determinado peligro, no atienden a las señales y por si fuera poco, y esto os prometo que es verdad, en algunas ocasiones hacen totalmente lo contrario de lo que se les indica.
Las playas de cualquier Isla, en cualquier océano, con mareas subiendo y bajando y con vientos fuertes, son las más proclives a tener corrientes marinas con mucha fuerza. Las corrientes deben de ser unos de los fenómenos meteorológicos que causan más ahogamientos. Si alguien queda atrapado en una corriente marina y no ha sido debidamente informado de como se sale de ellas lo mas probable es que muera ahogado si no es rescatado. Todos deberíamos estar informados de cómo actuar en situaciones de peligro y sobre todo de como identificar las corrientes marinas y como salir de ellas, pero ni el 85 por ciento de los bañistas sabe ni una sola palabra de todo esto pues nadie destina tiempo a informarles de este gran riesgo.
AQUÍ OS DEJO UN LINK PARA QUE APRENDAIS LO NECESARIO SOBRE LAS CORRIENTES MARINAS, COMO DETECTARLAS Y COMO SALIR DE ELLAS
En las playas de Corralejo cada día los socorristas salvan de la muerte a algún bañista que había decidido no hacerles caso, lo sacan cabizbajo en el mejor de los casos y en ocasiones algo peor. Pensándolo fríamente esta situación es otro baño de humildad para estos profesionales porque deben saltar al agua conociendo el peligro con el que se van a encontrar para sacar a un bañista que no les ha querido escuchar, ósea que te avisan, tu pasas de ellos, y luego se tienen que tirar a salvarte metiéndose en la boca del lobo para sacarte arrastrando, cuando solo con hacerles caso hubiéramos evitado esta situación.
Los días que las corrientes son más agresivas ves a los socorristas pitando arriba y abajo, avisando a los niños, a los padres de los niños para que les expliquen y hagan caso. Colocan banderas rojas bien vistosas en la arena para delimitar las zonas más peligrosas de manera que todos entendamos que en esa zona concreta es peligroso el baño, carteles que explican que parte de la playa es accesible y que parte es peligrosa. Pero es curioso que los bañistas prefieren bañarse donde ven banderas rojas clavadas en la arena.
5 banderas rojas o más que se clavan en la arena a 3 metros de la orilla cuando la cosa esta muy peligrosa y la mayoría de usuarios de la playa se ven atraídos por estas banderas y se bañan justo donde las banderas indican el peligro, donde está la corriente, donde la vida pende de un hilo si te despistas.
De estas situaciones podemos ver muchas casi cada dia y vemos un monton de rescates casi cada dia. Casi cada dia se salva alguna vida y los días difíciles varias. Yo he sido testigo de muchas y se te ponen los pelos de punta.
He visto a dos niñas metidas en un buen lio, en una corriente que las sacaba hacia afuera, las alejaba de la orilla con mucha rapidez, en pocos segundos pasaron de estar en la orilla, aquella orilla que tenía 5 banderas rojas a 3 metros de la orilla y que pretendía que nadie se bañara. Con los padres estirados en la playa a 70 metros de las niñas, ellas dentro del agua en la zona que se había delimitado con las banderas rojas y en tan solo unos segundos fueron absorbidas mar a dentro. Nadie salvo el socorrista estaba pendiente de esta situación y por suerte supo actuar rápidamente y con la ayuda de algunos surfistas las consiguieron salvar.
Hubo otra historia de la cual saqué fotos y que me motivo a escribir este blog.
Era un día de buenas olas, varios surfistas disfrutando de la playa del Moro en el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, los surfistas como andamos atados a la tabla por una cuerda que le llamamos invento, leash, amarradera, etc… tenemos pocas posibilidades de ahogarnos, tenemos una tabla que nos permite mantener la flotabilidad y bien utilizada nos permite desplazarnos rápidamente y salir airosos de las fuerzas de las corrientes. Un aprendiz de surfista pasara obligatoriamente por una escuela de surf y en ese caso le formaran para conocer las corrientes y poder salir de ellas, al menos en los cursos de surf de OHANA GUEST HOUSE en los SURFCAMP lo hacemos obligatoriamente así. La mayoría de los surfers expertos conocemos nuestras playas y sabemos donde no hay que meterse y por ello evitamos las zonas con corrientes, etc… y los inexpertos deben ser informados, enseñados sobre estos peligros en general, pero en particular sobre la playa donde haremos el curso, eso seria lo lógico, responsable y profesional.
Pero ese día se encontraban en esa playa un grupo de surfistas no muy experimentados que andaban probando el deporte, hay quien dice que iban con un profesor, pero más bien iban un grupo de novatos con uno que les dijo que sabía lo que hacía, y así se fue tejiendo la fatalidad. El socorrista que es observador por naturaleza ya detecto algo raro, de forma que fue al grupo a avisarles que se estaban metiendo en una zona peligrosa y que la corriente les estaba llevando a otra más fuerte y peligrosa. Los demás surfistas estaban en la zona segura disfrutando de unas buenas olas, pero este grupo se estaba dejando llevar de forma arriesgada, pero cuando entendieron las señales del socorrista que se desgañitaba en avisarles tipo CHACHO QUE OS ESTAIS METIENDO EN LA BOCA DEL LOBO NADAR HACIA LA ZONA DE LA IZQUIERDA O OS VAIS A METER EN UN BUEN LIO Y LO PEOR QUE YO ME VOY A TENER QUE TIRAR A SALVAROS Y LA CORRIENTE NO ESTA HOY PARA JUGARSELA
Pero uno le dijo que -ya, tranquilo que yo controlo-, otros le hicieron medio caso y otro ni le prestó atención. De los más osados y poco inteligentes uno se metió directamente en el lio de su vida, en un segundo estaba remando con todas sus fuerzas y la tabla se iba hacia atrás, cada vez más frente a las rocas, olas grandes y con la cara de haber entendido tarde lo que llevaban tiempo avisándole.
Pero lo peor de la situación es que el novato saltó de la tabla, me imagino que por un ataque de pánico, de aquel pánico que te hace hacer las cosas sin ninguna lógica y que te hace creer que una tabla no te ayuda a flotar o algo así. En pocos segundos todo se hizo muy oscuro para este chico, al intentar nadar sin la tabla y contra la corriente aun se cansó antes y la cosa se estaba poniendo muy fea, pero por suerte el socorrista ya estaba allí y poco a poco, muy poco a poco, lo consiguió sacar de aquel lio, el chaval había estado muy cerquita pero consiguió salir cabizbajo pero andando, la vergüenza del que ha hecho el …….., el socorrista había cumplido, pero no se le veía muy feliz, y es porque les había avisado, pasaron de él, y al final se tuvo que tirar a salvarlo cuando con hacerle un poco de caso nadie debería haber estado en riesgo.
Lo dicho, deberíamos reconocer el trabajo de estos profesionales de forma que cada indicación deberíamos recibirla con el agradecimiento del que se siente cuidado y no con la indiferencia del que recibe una mala noticia que prefiere ignorarla como si el peligro se desvaneciera con ignorarlo.
Ohana Guesthouse
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